martes, 18 de marzo de 2008

LE CAINE / 21 & 22 de marzo en STGO / desde conce


ESCUCHE le caine

afiche 'la experimental experience'

mi estimado amigo pedro antivil viene a santiago con su grupo LE CAINE.
viernes 21 en el BAR UNO y el sábado 22 en LA ESKALERA

escuche! y/o vaya!



domingo, 16 de marzo de 2008

mil novecientos noventa & cuatro

dos escenas jamás olvidadas:


EL SALUDO DE WILL Y JAZZ


CREO QUE JAZZ ERA MI PERSONAJE FAVORITO


recuerdo que 'El Principe del Rap' era de esos programas que reunían a mi familia, que nos juntaban en el sillón o mientras almorzábamos a reírnos de buena gana todos juntos. no me vengan a decir que la televisión divide a la familia, porque éso lo hace ahora el internet, y para nosotros era raro tener un domingo en la playa o en algún parque, porque simplemente había que ahorrar en bencina, nos conformabamos solamente con la tele y nuestras carcajadas. mis mejores recuerdos familiares.

sábado, 8 de marzo de 2008

llovió (o eldíainternacionaldelamujermeimportaunpico)

antes cuando llovía, la primera lluvia del año me removía entera, algo dentro mío se paralizaba se revolvía se daba vueltas y me hacía sonreír. un enamoramiento. la contemplación de un momento irrepetible, invaluable. se fue devaluando con el tiempo, pero algo pequeño subsistía y resistía ahí, algo que aún hacía aspirar el aire a punto de quebrarse en el preciso instante en que comenzaría a llover, sonriendo, alegrándose por un instante. luego todo era normal, pero era una hermosa cotidianeidad, un deslumbramiento dentro de lo normal que puede ser una lluvia en pleno junio. una inocencia.
ayer llovió para que todo acabara, se cerró un ciclo como dicen siempre. algo en mi no quiere que sea tan así, no lo quiere hasta el punto que golpee en la cara la sensación de que es imposible vivirlo tal cual, ese advenimiento irremediable de la nostalgia. me sucede con valparaíso y su agitación; esos fueron días agitados, los primeros de mi vida tonta. sentir que se vive, creer que se siente que se vive; peco de idealizante una vez más y realmente no me importa, fue un presente vivido, sin anhelos pasados ni futuros, un 'estar ahí' siempre grato, inclusive al estar en la sala de urgencias del van buren. me enamoré de valparaíso, de la ciudad de esos días, como una estúpida turista, me enamoré del licor chorreando por las calles, del viento
empalagoso y de las eternas caminatas. me enamoré en esas calles, nunca sentí miedo de nada ni nadie. me tiraron de la mano y no di un solo paso atras. no me arrepiento de nada, siendo que he vivido siempre arrepintiéndome, con los temores ahí latentes. ese vivir con temores se fue acercando a medida que el bus volvía, irremediablemente. desde ahí, una resaca y una nostalgia permanentes.
nostalgias + anhelos = mañanas terribles, malestares atrapadores, despertarse maldiciendo, inconformidad constante. finalmente la ciudad me atrapó, como una vejez que se alimenta de puros recuerdos. ciertas realidades que se transmutaron en sueños/pesadillas, señal de que mi subconsciente me enrostraba ciertas frustraciones, ciertos anhelos que aún me penan.

entonces ahí apareció la jordan roja, espléndida, única posibilidad de desatrapamiento. ese par de ruedas recién infladas fue mi única alegría verdadera el resto del verano. su lucecita parpadeando, el sonido del pedal y del cambio, su manubrio que te invita a que la montes, provocativa, inofensiva, perfecta. estoy enamorada. estoy enamorada de un objeto. mi verano no pudo ser más patético. y mi vida! idealizo demasiado, me deslumbro pocas veces, pero cuando me deslumbro. acción contemplativa: una ventana y un par de estrellas cada noche liquidaron mis despertares. el calor, el infierno.
de la nada llegué a una casa en pleno campo, vi región, y por supuesto nada mejoró. verse en la puerta de la casa, sacándose las cejas recién despertando a las tres de la tarde un lunes de marzo, mientras desde la calle me miran lxs temporerxs que van en bicicleta a sus jornadas bajo el sol: elocuente. luego, un par de estrellas fugaces con deslumbramiento; pero nunca como las que vi en los fuegos artificiale
s de valparaíso, con la expresión de un niño frente a su primer árbol de navidad tintineando con sus lucecitas en mi cara. no pude ni pedirles deseos.

he ahí la nostalgia; es irremediable en mi, soy repetitiva y redundante. la lluvia tiene la culpa. me trajo la nostalgia de tiempos en que mis vísceras se sentían más vivas que nunca, cuando bastaba la cursi caída de una hoja en un parque en otoño para alegrarme todo un día, mientras hoy necesito siempre un estadoalteradodeconciencia para quizás tener una flasheo de algo cercano a esa sensación.